Una Oda al mar. Inmenso, imponente, imperecedero. Se ofrece y parece que es para ti. Y cada uno y miles sienten lo mismo. Tiene una forma especial de llamarte. Es claro que no te irías, pero es por eso que tiene tanto encanto. Gozar hasta despedirlo, esperar hasta reencontrarlo. Le perteneces, como él a ti. Es el mar, con sus mil maneras de contarte la magnificencia de la vida. Bajo el mismo Cielo, en la misma Tierra, allí donde estamos.